Entrevista a José Vicente Ramón Segarra
El concierto de Año Nuevo, con José Vicente Ramón Segarra

Hoy ponemos banda sonora a la Navidad con uno de los eventos musicales más emblemáticos de estas fiestas: el concierto de Año Nuevo. Y lo hacemos de la mano de José Vicente Ramón Segarra (más conocido como Jovi), director de la Orquestra Simfònica Belles Arts encargada de dar la bienvenida al 2022 con los famosos valses, polcas y marchas tan míticos de esta cita musical que se ha convertido en un referente en todo el mundo.

El concierto de Año Nuevo es un evento que se ha convertido ya en una tradición en todo el mundo. ¿Por qué se ha convertido en una tradición? ¿De dónde viene esto?

Pues probablemente por los conciertos que han tenido tanto éxito que se retransmiten por televisión desde Viena todos los años, y probablemente, hemos copiado esa costumbre y la hemos convertido en tradición. 

Además de ser una tradición, el concierto en sí, el repertorio lo es porque se repiten siempre las mismas obras, las marchas, los valses, las polcas? Háblanos un poco de ese repertorio que, en concreto, vamos a escuchar en el Auditori de la Vall d?Uixó el día 2 de enero.

Si te das cuenta, se repiten piezas concretas que la gente conoce mucho y que son imprescindibles. Estamos hablando del Danubio Azul y la Marcha Radetzky parece que son las obligadas. Pero después de la familia Strauss, todos los compositores europeos pasan por estos conciertos, así que el repertorio podemos decir que es infinito. ¿Qué pasa? Que a la gente le gusta escuchar lo que lo que conoce, pero es música sorprendente. Nosotros, por ejemplo, estrenamos con nuestra orquesta para este concierto, cuatro marchas y polcas, que no suelen ser escuchadas, no suelen ser oídas y hemos huido precisamente de las más oídas. Naturalmente, la marcha Radetzky sí que la hacemos.

Claro, pero digamos que hay mucho repertorio con obras que a lo mejor no son tan conocidas pero que pueden entrar dentro de un mismo espíritu de festividad, alegría y demás.

Sí, efectivamente, el estilo es siempre el mismo y nos ceñimos para hacer estos programas a oberturas pero de todos los compositores europeos del siglo XIX fundamentalmente, y nos ceñimos a valses y también a polcas y marchas. 

Claro, claro, parece que el público queremos pediros siempre lo mismo, pero también tenemos que estar abiertos a escuchar otras cosas.

Pues sí, yo recuerdo un concierto que se llamaba Hoy toca Zarzuela y nadie lo identificaba con un concierto de Año Nuevo y era todo zarzuela.

¿Por qué entonces los hermanos Strauss, la familia Strauss, en general, se ha llevado los conciertos de Año Nuevo de esta manera?

Aquí la respuesta es fácil porque, si te das cuenta, lo primero que hemos hablado es que hay unos conciertos de un sitio determinado que han sido retransmitidos por televisión a todos los países del mundo y entonces han hecho nuestro lo de ellos. Cosa que nosotros no hemos sido capaces. A lo mejor si lo hubiéramos inventado nosotros, pues hoy estarían tocando zarzuela en todo el mundo.

De todas formas, tendríamos que agradecer de alguna manera que esto se haya internacionalizado así porque ¿crees que iniciativas como esta ayudan a acercar la música clásica al gran público?

Pues yo no soy partidario de acercar nada a nadie. Yo siempre he pensado que la gente tiene que estar allá donde se encuentre bien y donde se encuentra a gusto. Las iniciativas son buenas pero para pasárselo bien, no para convencer a nadie.

Como director, en este caso, ¿cómo te enfrentas a este concierto, con más presión o con más ilusión?

Primero, pensando en lo más importante del concierto, el público. Y pensando en ellos construyo un programa y a partir de ese programa, diseñamos todo lo que tiene que pasar, desde si tiene que haber proyecciones de imágenes, desde la música que tienen que escuchar cuando entran al concierto, que ambiente queremos generar para que la persona que entre sepa que entra a un sitio verdaderamente importante, etc. Y cuando se haga la luz y suene la música que se sienta alguien muy especial, y muy afortunado de poder estar allí. Y cuando termine que salga del Auditorio con una sonrisa. 

Ese sería como el trabajo previo y una vez que tengas más o menos definido el programa, el repertorio y demás, te sientas con la orquesta. ¿Cómo es ese trabajo con la orquesta? ¿Cuántos ensayos tenéis? ¿Cuánto tiempo necesitáis para preparar un programa como éste? 

La dinámica que seguimos en todos los conciertos previa es: los músicos conocen los programas, reciben las partituras, y entonces ya vienen los ensayos. Antes de los ensayos, los concertinos ponen los arcos de las cuerdas. Y, cuando ya está todo engranado para poder sentarnos todos juntos, nos sentamos y trabajamos un ensayo normal con una lectura del repertorio. Después se hacen las correcciones pertinentes a cada grupo y se ensambla todo para que suene homogéneo. Cuando ya está todo eso, le pones una pizquita de arte del bueno olvidándote de las partituras y eso es lo que le da el éxito garantizado.

Escuchándote parece como una receta facilísima. Y no creo que lo sea.

Y en los conciertos de Navidad no nos tenemos que olvidar de los gags. Entonces, hay que medirlos muy bien, porque si hay uno simpático tiene que haber otro divertido. Si hay otro, tiene que ser una sorpresa. Los pones en el sitio correcto y que generen el efecto en el espectador que tú tenías previsto.

Claro, entonces estás diciendo que no es solo la música, estás hablando de muchísimas cosas. Hay que tener en cuenta una puesta en escena total.

Claro, es que músicos que tocan bien hay muchos. Hay que saber que al final lo que tú vas a hacer es un espectáculo, pero un espectáculo bonito, elegante, y yo siempre he huido de que la gente venga a escucharme a mí porque yo es que no soy nadie. El importante es él. Cuando tú vas a un teatro de los de diseño antiguo, el escenario está en alto y las butacas están abajo, de manera que tú solo ves los calcetines de los de la primera fila. Pues la orquesta en sí es un espectáculo, hay que verla. Lo visual es importantísimo, nadie se plantea que ver es tan importante como escuchar.

Para ti, ¿qué es lo que más te gusta de tu trabajo?

Las personas, la relación con las personas. Yo, si no tuviera gente con la que compartir, con la que conversar, yo creo que no sería feliz.

¿Y lo que menos te gusta, lo que peor llevas como director de orquesta?

Nada.

¿Nada?

Yo, no. ¿Por qué tengo que llevar algo mal? Sólo tienes que rodearte de gente buena, de gente buena, fíjate que te estoy diciendo de gente buena, no de músicos buenos, que también. Tienen que ser buenos músicos y tiene que ser buenos profesionales, gente desprendida, gente que quiera dar. Cuando tú encuentras a alguien que comienza a poner problemas y que quiere flores el camerino, pues a lo mejor es que le está dando importancia a cosas que no la tienen. 

Para ir cerrando, solamente me gustaría preguntarte una cosita más. ¿Qué le pides al año que viene en lo musical? Ya que parece que podremos ir yendo un poco a la normalidad, ¿qué te gustaría que te trajera el Año Nuevo?

Me gustaría que todos los proyectos que tengo en la cabeza pudieran ser posibles. Me gustaría que se hiciera realidad un concierto en el que el protagonista fuera el mar y que desapareciera ante tus ojos. Quiero decir, que empezara el concierto de día, que terminará de noche y tener el Mediterráneo de fondo.